«Me interesa esa parte que nos hace reflexionar sobre nuestras escalas de valores, sobre la austeridad dadora de felicidad y no lo contrario: el despilfarro generador de melancolía y soledad. La poesía es muy necesaria en estos momentos.» De una entrevista a Bárbara
El orden del mundo ha sido trastocado y sin embargo vivimos en el pasado, en las cuevas. Las imágenes del horror en el que hemos despilfarrado la vida nos avergonzará.
Este dolor auto-infligido no está. Es sólo memoria que se deshace como el humo en cada expiración para luego inspirar una bocanada de nueva vida.
Lo importante no es visible a los ojos y no se compra ni se vende. Este consumismo devastador que vacía por dentro. Y llega la necesidad de robar la sangre del prójimo, del ser más cercano, para llenar ese vacío. Esta fuerza centrífuga no sacia al hombre. Tritura todo lo que está a su paso. Engulle la tierra entera y sigue sediento.
Un volantazo para cambiar de rumbo. Allí es dónde se siente la fuerza de la inercia con intensidad por el remolino que se forma.
Y flotar después…